Presentación del blog en audio

Presentación en audio del este blog.

martes, 4 de enero de 2011

Educación preventiva sanitaria

Las personas mayores enfrentan más riesgos de infección con VIH

Sexo en la tercera edadGINEBRA (Reuters) – Los médicos están fallando en el diagnóstico del VIH en los pacientes mayores, quienes están expuestos a un mayor riesgo de infección debido a que los fármacos para la disfunción eréctil extienden su vida sexual, según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El informe del Boletín de la OMS publicado el martes halló que una creciente cantidad de personas sexualmente activas mayores de 50, que son más propensas a las relaciones riesgosas sin protección que los jóvenes, están contrayendo el virus del sida.
Y pese a que muchas personas están teniendo sexo en sus años de ocaso, el VIH sigue considerándose rara vez como una causa de enfermedad entre los mayores. “El control es menos común entre los adultos mayores, que se asume que no están en riesgo”, reveló la investigación.
“La prevalencia e incidencia de VIH en las personas de más de 50 años parece sorprendentemente alta y los factores de riesgo están totalmente inexplorados”, indicaron los autores, de la OMS y del St. Olaf College de Minnesota.
Los pacientes de más de 50 años representan alrededor del 8 por ciento de los nuevos diagnósticos de VIH en Europa y el 11 por ciento en Estados Unidos, donde una cantidad creciente de personas mayores se están infectando con el virus, que se contagia por vía sexual, transfusiones y compartir jeringas.
“Estos individuos tienen menor tiempo entre el diagnóstico y la aparición del sida, lo que refleja tanto un avance más rápido al sida que se relaciona con la edad como el fracaso de los médicos en la consideración del VIH como un diagnóstico” posible, señaló el informe.
El estudio indicó que entre los adultos mayores la actividad sexual es la forma más común de transmisión del VIH. Un motivo del aumento en la frecuencia de los casos es el uso de tratamientos para la impotencia, los cuales han permitido que tanto hombres como mujeres tengan más parejas sexuales.
“Desde 1998, los medicamentos para la disfunción eréctil han extendido la vida sexual de muchos individuos mayores y, al mismo tiempo, habrían extendido la epidemia del VIH a los grupos etarios mayores”, señaló el reporte. Leer mas

intervención educativa en la tercera edad

Intervención en Tercera Edad

La terera edad es un ámbito de intervenión del educador/a Social.

Hay muchos servicios donde puede intervenir el educador social  para dirigir su tarea educativa a la tercera edad. Servicios como:
  • los centros de día,
  • residencias, 
  • acompañamiento
  • apoyo a las familias.

POESÍA A NUESTROS MAYORES


Cabellos blancos, es recuerdo un sin fin de vida es el abrigo de un tesoro de memoria y sabiduría es una expresión de vanidad de un cuento de nostalgia por la mocedad perdida Cabellos blancos de mi abuelo cabellos blancos de mi papá de cabellos blancos, también yo son el símbolo de pureza es la ley de naturaleza volteas hacia el cielo mirando a Dios y su Grandeza.

----------------

En tus años la dulzura del tiempo miras con amor el camino andado.En tus ojos se reflejan el cariño de quienes te aprecian.Quiero ser como tu cuando me llamen abuela quiero ser luz, faro y promesa dejar en cada quien mi afecto y mi huella.Es un regalo del cielo tenerlos como abuelos son como dos estrellas que iluminan mi sendero y con sus manos de tiempo endulzan mi crecer.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

A CIERTA EDAD

A cierta edad
Dicen que a cierta edad las personas nos hacemos invisibles, que nuestro protagonismo en la escena de la vida declina y que nos volvemos inexistentes para un mundo en el que sólo cabe el ímpetu de los años muy jóvenes, las figuras delgadas y espectaculares...

Yo no sé si me habré vuelto invisible para el mundo...
Es muy probable, pero nunca fui tan consciente de mi existencia como ahora, nunca me sentí tan protagonista de mi vida, y nunca disfruté tanto de cada momento de mi existencia.

Descubrí que no soy un príncipe de cuento de hadas. (¡¡Por suerte!! debe ser muy aburrido)
Descubrí al ser humano que sencillamente soy, con sus miserias y sus grandezas.
Descubrí que puedo permitirme el lujo de no ser perfecto, de estar lleno de defectos, de tener debilidades, de equivocarme, de hacer cosas indebidas, de no responder a las expectativas de los demás.

Y a pesar de ello.... ¡quererme mucho!

Cuando me miro al espejo ya no busco al que fui... Sonrío al que soy...
Celebro la posibilidad de elegir, a cada instante quien quiero SER,
me alegro del camino andado, de la experiencia que me dieron estos años.

Asumo mis contradicciones. Valoro lo recorrido.
Tan mal no me fue... ¡Estoy acá!
¡Qué bien vivir sin la obsesión de la perfección!
Después de todo cuando decidí, que no quería la perfección, comencé a accionar y a alcanzar objetivos, como bajar esos casi 45 kilos que tanto pesaban en mi vida!

¡Qué bien no sentir ese desasosiego permanente que produce correr permanentemente buscando que todos te quieran!

¡¡¡Qué bueno está empezar a quererse y respetarse uno!!!

¡Qué maravilloso reconocer que la felicidad está tan cerca nuestro, tan relacionada con nuestras búsquedas y nuestros mágicos encuentros interiores!

¡Qué suerte haber comprendido que la magia y el poder no están en el afuera, sino en mí!

sábado, 4 de diciembre de 2010

Tercera edad e internet

Las nuevas tegnologías son la asignatura pendiente de las personas de mayor edad.
Pero cada día son más los que se interesan por aprender y descubren todo el mundo de posibilidades que tiene la red y el manejo de las nuevas tecnologías. Además consiguen, con más facilidad de la que habían pensado, manejarse con soltura y sacarle partido a estos aprendizajes.

viernes, 3 de diciembre de 2010

El trato a nuestro mayores

Respeto, atención y cariño son los tres principios básicos en la relación con nuestros mayores. Respeto a su momento psicofísico, a su ritmo propio, a sus valores y concepciones, a sus comportamientos, a sus deseos y querencias, a su propia organización de la vida. Ello no implica estar de acuerdo siempre con ellos cosas y habría que distinguir dónde está la frontera entre lo que estos desencuentros afectan a la vida de los no mayores. El consenso es la fórmula más deseable. De todos modos, los mayores tienen derecho a elegir cómo quieren vivir, porque inmiscuirnos e imponer nuestros criterios equivale a un abuso de poder y a una falta de respeto a su libertad.
La atención al anciano será siempre desde una escucha abierta, positiva y sin juicios de valor ni prejuicios. Esta atención lleva implícita la dedicación de un cierto tiempo para escuchar cómo está esa persona mayor, cómo vive, qué quiere, qué le gusta, cómo percibe sus recuerdos y experiencias. Esta actitud es muy diferente a la de "oir las batallitas del abuelo". La escucha de la que hablamos es humana y está teñida de aprecio, consideración, cercanía y acompañamiento.
Ya en el último de los tres principios citados, el cariño debemos proporcionárselo a los mayores en grandes dosis, porque en esta edad se valora más que nunca el afecto, la sensibilidad que dejamos escapar a menudo por la servidumbre que mostramos ante la seriedad, el trabajo, el sagrado concepto del deber, los prejuicios, la timidez y la vergüenza. Pero no nos referimos a un cariño ensimismado o ñoño, sino más bien a ese cariño que se trasmite a través de ese interés por lo que les ocurre a nuestros mayores, por el respeto, la escucha, ese tiempo de dedicación... y que se traduce en nuestros gestos, nuestra mirada, nuestro tono cálido a la hora de dirigirnos a ellos. Y también, por qué no, el cariño manifestado mediante la caricia: esa mano que se posa, que presiona, que agarra, ese abrazo que funde la distancia y ese beso que hace sentir que no se está solo y que se es querido y valorado.

El mito de la eterna juventud

Cuando alguien, refiriéndose a una persona mayor, dice: "qué bien, qué joven está", implícitamente está afirmando que lo bueno, en realidad, es ser joven. Lo demás son apaños. Está manifestando que lo que se aprecia socialmente es la juventud, y que ser viejo no es un valor, sino casi un defecto. Otra frase reveladora: "En mis tiempos¿", da a entender que su oportunidad, su sitio, ya han pasado: que no hay un hueco relevante para los ancianos. Poco a poco, se va asentando la presunción, cuando no la convicción, de no pertenecer a esta época. Así, la persona mayor se siente excluida y cada día confirma que va perdiendo relevancia social.
Pero ser viejo tiene sus cosas positivas. Sin ir más lejos, sentirse protagonista de su propia evolución como persona y, más que nunca, un importante miembro de la comunidad a la que pertenece. La sociedad, no lo neguemos (¿cuántas películas de TV o cine, anuncios, o pases de modelos tienen por protagonistas principales a personas mayores?) discrimina a los viejos, pero éstos también tienen alguna responsabilidad en tanto que, a veces inconscientemente, participan activamente ("eso es cosa de jóvenes, que decidan ellos") en este proceso de segregación y desconsideración de los mayores.